El dictador libio acusa a jóvenes drogadictos y borrachos de atacar edificios institucionales para borrar sus crímenes y quedarse con las armas .
El líder libio, Muamar el Gadafi, asegura en un discurso en la televisión estatal que no abandonará el poder, que la dimisión no está entre sus opciones y que está "dispuesto a morir en Libia como un mártir". En una comparecencia en la que ha intentado ensalzar el patriotismo del país y del mundo árabe contra el colonialismo, ha acusado a muchos países árabes "amigos" de estar traicionando a Gadafi ha reconocido que ha habido altercados y manifestaciones pero expresa que han sido jóvenes de 16 ó 17 años "borrachos y drogadictos" que han saqueado edificios institucionales con la intención de robar las fichas policiales de sus crímenes pero asegura que "los que están moviendo a estos grupos están fuera de Libia y manipulan a vuestros hijos para conseguir sus objetivos y crear una guerra entre libios". Y lejos de apaciguar los ánimos invita a la población a salir a la calle: "Hay que arrestar a las ratas, no hay que tenerle miedo. No hemos recurrido a la violencia, pero si tenemos que recurrir a la fuerza lo haremos conforme a la leyes internacionales".
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Según Gadafi, el poder ya es del pueblo: "Nosotros decidimos ceder el poder al pueblo en 1977. Nosotros no tenemos que responder por nada salvo por la defensa de Libia. Nosotros luchamos contra los Estados Unidos cuando nos atacaron e hicimos que el colonialismo cayera. Nosotros les entregamos todo, incluso el dinero del petróleo".
Gadafi ha hablado desde las ruinas del palacio, destruido por los bombardeos que ordenó Reagan en 1986, y que ha mantenido derruidos como símbolo contra "el invasor extranjero". En el bombardeo murió una hija adoptiva de Gadafi.
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