martes, 23 de agosto de 2011

LOS REBELDES DE LIBIA

 Parece que Libia se une a esos paises àrabes que poco a poco van saliendo  de su oscura historia y de muchos años de un liderazgo dictador.¿ Pero hacia donde camina y quien tomarà el relevo del poder? Una vez derrocado el regimen, los distinto grupos que estan llevando la operaciòn de liberaciòn Libia deberàn sentarse y coordinar sus fuerzas y sus pretenciones.

 El núcleo duro de los combatientes han sido los shabab, los jóvenes cuyas protestas desencadenaron la revuelta a mediados de febrero. Son desde chicos callejeros hasta universitarios (muchos, estudiantes de informática, ingeniería o medicina), y a ellos se han unido jóvenes modernos en paro y mecánicos, comerciantes y tenderos de mediana edad. Hay un contingente de empleados de empresas extranjeras: ingenieros petrolíferos y navales, supervisores de obras, traductores. También antiguos soldados, con las culatas de sus armas pintadas de rojo, verde y negro, los colores que tenía la bandera libia antes de Gadafi y que ahora, de repente, vuelven a estar en todas partes.

Y también hay unos cuantos hombres religiosos, barbudos, más disciplinados que los demás, que parecen empeñados en luchar en punta, en los puestos más peligrosos. Sin embargo, no parece probable que estén aquí representando a Al Qaeda.

 Ibrahim, uno de los numerosos emigrados que han vuelto, dice: "Los libios siempre han sido musulmanes, buenos musulmanes". Aquí la gente se considera decente y religiosa, un poco anticuada y pueblerina, pero no son islamistas radicales. Ibrahim tiene 57 años. Vive en Chicago, y traspasó su taller de mecánica y lavado de coches a un amigo para poder venir a luchar. Tenía su vida hecha en EE UU, dijo, pero su deber, como libio, era ayudar a acabar con Gadafi, "el monstruo".

La realidad del combate ha asustado a los rebeldes, pero también ha reforzado la determinación de quienes han perdido amigos o hermanos. La semana pasada, un antiguo oficial del ejército me dijo: "No existe ejército. Sólo estamos nosotros: unos cuantos voluntarios como yo y los shabab".

Siguen pendientes preguntas importantes sobre los jefes de la rebelión: quiénes son, qué ideas políticas tienen y qué harían si cae Gadafi. En el palacio de justicia situado en el machacado paseo marítimo de Bengasi, un grupo de abogados, médicos y otros profesionales se han designado mutuamente  como "consejos de dirección". Hay un consejo municipal de Bengasi y un Consejo Nacional de Transición, encabezado por un exministro de Justicia gris pero aparentemente honrado, Mustafá Abdel Jalil, que pasa su tiempo en Bayda, a 200 kilómetros de distancia.

Otras ciudades tienen sus propios consejos. Sus miembros son intelectuales, antiguos disidentes y empresarios, muchos pertenecientes a viejas familias que eran importantes antes de que Gadafi llegase al poder. Lo que falta en todo esto es organización. La semana pasada se anunció en Bengasi otro gobierno en la sombra, el Consejo de Gestión de Crisis; no quedó nada claro de qué forma su líder, un antiguo estratega del gobierno llamado Mahmud Jibril, iba a coordinarse con Jalil, o si se trataba de que lo sustituyera.

Para contribuir a la confusión, hay dos jefes militares rivales. Uno es el general Abdel Fateh Yunis, que fue ministro del Interior de Gadafi y responsable de las fuerzas especiales hasta que "desertó" al bando rebelde. Yunis ha estado ausente de las apariciones públicas, y suscita desconfianza entre los shabab y muchos miembros del consejo. El otro jefe, el coronel Khalifa Heftir, es un héroe de la guerra con Chad en los años ochenta que posteriormente se volvió contra Gadafi y, hasta hace poco, vivía exiliado en EE UU. A diferencia de Yunis, en Bengasi todos le admiran, pero también él ha permanecido oculto, en un campamento secreto en el que está entrenando tropas de élite para el combate.

Mustafá Gheriani, empresario y portavoz de los rebeldes, tras reconocer los inconvenientes de esa mezcla de consejos revolucionarios dice: "Todos miran a Occidente, no a un sistema socialista ni extremista, eso es lo que teníamos antes", dijo. "Ahora bien, si se desilusionan con Occidente, pueden convertirse en presa fácil para los extremistas".


Gheriani asegura que el nuevo Estado que planean los rebeldes no van a dirigirlo muchedumbres confusas ni extremistas religiosos sino "intelectuales educados en Occidente" como él.. Después de 42 años de Muamar el Gadafi -con su crueldad, su convicción megalómana de que mandaba en África y en el mundo árabe, los libios no saben qué es su país, ni mucho menos qué va a ser.

Pero hay algunas cosas claras.  "Quieren democracia. Quieren buenas escuelas, quieren medios de comunicación libres, el fin de la corrupción, un sector privado que pueda ayudar a construir esta nación y un parlamento, para poder quitarnos de encima a quien queramos y cuando queramos". Son propósitos dignos de encomio. Pero creer que van a ser fáciles de lograr es negar el precio de decenios de locura, terror y la erradicación deliberada de la sociedad civil.


ULTIMA HORA

Segùn las ùltimas noticias los rebeldes estan tomando Tripolis pero Gadafi sigue en paradero desconocido.

2 comentarios:

  1. Podemos hablar de esperanza??? Espero que sí...
    Abrazos!!!

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  2. Sucede... yo pienso que LA ESPERANZA serà la bandera de toda esta lucha, son muchas las personas que estàn dando sus vidas por esta causa...

    un abrazo

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